lunes, 13 de febrero de 2017

Cronicas antarianas libro 1 definitivo (1)


Martha

Martha entraba en aquel bar, amplio y clandestino. Todo alfombrado de color rojo y con luces tenues, una barra enorme con bastantes banquillos tapizados de igual modo en escarlata, pequeños y atestados de gente, algunas mesas redondas y altas con banquillos idénticos a los de la barra lo convertían en un pequeño laberinto a sortear hasta el cantinero. En los rincones, había sofás que hacían juego en el color con mesillas de centro de caoba oscura,  colmados de vasos y botellas de alcohol, el ambiente pesado por las densas nubecillas de humo de tabaco que rodeaban el lugar y se mezclaban con las luces tenues de colores varios. La barra; bien provista de dos cantineros que a sus espaldas tenían una amplia variedad de diferentes licores y tipos diferentes de vasos. había recibido la invitación por parte de un conocido de poco tiempo, había muchas personas de distintas razas y tipos de vestimenta, hablando entre ellos, era una especie de barsucho clandestino donde se reunían algunos “espíritus libres”

La mujer tenía 35 años, y sufría amargamente de la autoestima, padecía sobre peso lo cual le afectaba bastante, además de tener el rostro cubierto con un paño marrón producto de una enfermedad en la piel, ese día escogió ropa sencilla y discreta, un blusón de color hueso cubierto por un saco gris y un pantalón formal también gris con líneas blancas verticales, un par de zapatos bajos y todo adornado por un collar conformado por pequeños medallones de imitación de oro, un par de arracadones delgados pero enormes pendían de sus orejas y su cabello largo planchado y dividido en capas, tenía entre las manos un bolso pequeño que hacia juego, con el cual jugueteaba entre la piel de imitación del que estaba hecho y el broche que lo mantenía cerrado. Fue invitada por sus tendencias a la magia, sin embargo solo quedaban en tendencias, nunca se había inmerso totalmente en ese oscuro mundo prohibido para la mayoría, según se le había dicho en ese lugar se reunían muchos tipos de blancos, los cuales se reunían para intercambiar textos, objetos y otras cosas, así como información útiles para sus actividades “ilícitas”.

Había conocido a Jacob hacia unas semanas en un pequeño ritual lunar en el que había participado y le había parecido una gran persona, tenia clase y un porte elegante y misterioso que distaba mucho del de su maestro, era quizás por ello que ella empezó a frecuentarlo sin contarle siquiera al resto de sus amigos frecuentes. Y ni siquiera lo conocía bien, solo sabía que era un mago versado en la doctrina pagana naturalista y que era una especie de líder de un pequeño coven, era lo más que sabía , pero deseaba conocer más, tal vez así tendría más valía de la que ella creía tener para sus “hermanos”.

Al entrar pudo verlo, sentado en uno de los sofás del fondo, con una botella de whisky sobre la mesa y un pequeño vaso en la mano. portaba un traje de tela común, pero de corte fino, su cabello relamido hacia atrás, y unos anteojos plateados semi redondos coronando su cara morena, el con mirada distraída, mirando de cuando en cuando alrededor al resto de los presentes al notarla él se levanto del sofá inmediatamente, haciendo un ademan con la barbilla y la mano, la cual dejaba ver por las mangas del saco una camisa blanca con franjas del color del traje, no traía corbata, y su aspecto era sobrio y reservado, ella camino tímida intentando mirar hacia otro lado, mesas donde los cortejantes leían el destino a otros y mesas donde licántropos median sus fuerzas riendo a carcajadas.

Al acercarse el se hizo a un lado, y la invito a sentarse a la mujer. Ahora que lo veía le parecía más joven y así era, el apenas tenía 23 años y ya había avanzado bastante en el camino espiritual.

-Como has estado Martha?- dijo esbozando una sonrisa que no mostraba sus dientes mientras ella se sentaba sosteniendo con ambas manos su pequeño bolso de mano no disimulando siquiera sus nervios característicos-

-Bien- dijo como si intentara creérselo -para que me enviaste mensaje? parecía urgente- dijo ella curiosa-

-Y lo es corazón- inquirió tajante- tu me habías dicho que aun cuando tu aun no eres practicante, pero que conocías a algunos que si lo eran y contaban con gran poder no es así?

-si….pero eso que tiene que ver?- pregunto ella tartamudeando

-Veras, voy a ser franco contigo- dijo acercándose a su rostro lo que hizo que la mujer se helara y echara la cara hacia atrás sin mover el cuerpo - tu como sabrás tengo contacto con muchos covens, hemos notado algunas…..interferencias llamémosles así , en el flujo astral- hizo una pausa sacando un pañuelo y limpiando sus gafas -el caso es que creo que se necesitaran muchísimos practicantes de confianza para hacer algo al respecto y me preguntaba...si podrías contactarme con el líder de ese grupo.

Ella se sorprendió ante tal petición, ¿pedirle al maestro que interviniera en un asunto así? y porque iba a hacerlo, si bien era una buena persona a su modo de ver las cosas no era seguro que le interesara participar en ese tipo de cosas.

-A propósito, ¿Qué tipo de practicante es?- pregunto un tanto inquisitivo aunque fingiendo no interesarle en realidad.

-El? bueno el…..es un am no es como decirlo- se pauso rascándose la cabeza- es complicado sabes? digamos que maneja energía…

-un energético? fascinante! nos hará mucha falta! podrías llevarlo a la reunión? anda di que si!- rogo mientras tomaba sus manos que sudaban mientras se aferraban al bolso

-Es que no se...el es muy especial  y no le agrada mucho estar entre mucha gente -contesto con una mueca.



Has lo posible ¿quieres? mira- dijo entregándole una pequeña tarjeta -ahí tienes el día y hora de la reunión, irán muchísimos practicantes de todo tipo me gustaría que asistieras con el líder te espero ¿vale?

-Hare lo que pueda, pero no sé si lograre llevarlo- dijo tratando de evadir una responsabilidad que se había impuesto como obligación para quedar bien con su nuevo amigo, tendría que rogar, suplicar y quizás arrastrarse y llorar horas para ver si “el” accedía a aparecerse ahí.

Axel

El día de la reunión llego, iba a ser en un viejo cine abandonado en una ciudad cercana, Un viejo edificio de tres plantas, con un anuncio espectacular otrora luminoso enmarcando la entrada, las antiguas puertas de cristal habían seguían intactas, sin embargo por un callejón contiguo la puerta de emergencia había sido forzada para permitir el acceso, a pesar de la antigüedad los organizadores se habían tomado la molestia de dejarlo impecable por dentro, puliendo los adornos de fibra de vidrio pintados de dorado con gariboleados exagerados y elegantes en años atrás, las alfombras habían sido lavadas y los escombros removidos, se habían tomado el atrevimiento de encender luces, con bombillos nuevos pero tenues, las puertas principales habían sido bloqueadas y cubiertas  con unas pesadas y enormes cortinas que disimularan las luces dentro, evitando llamar la atención y se habían colocado un par de vigías en la trasera; muchísima gente caminaba como si de una plazuela se tratara, voces irritantes por acá, humo por allá era una multitud, unos licántropos correteaban en su forma lupina como si de un grupo de perros callejeros juguetones se tratase, mientras muchos magos y brujas platicaban entre risitas y cotilleos cerca de lo que alguna vez había sido la dulcería. De pronto una campana sonó al interior del lobby indicando que cerrarían las puertas.

-Por favor por favor ya están llamando pronto habrá que tomar nuestros lugares!- dijo la chica apresurando dando un par de pasos adelante de él para luego regresar, como si intentara halarlo hacia ella para apresurarlo, su acompañante vestía totalmente de negro, con una pinta de punk de barrio bajo, una chamarra de cuero sin adornos con una “X” en la espalda, un pantalón de cuero vinilico con hebillas en las piernas, un par de guantes de gimnasio sin dedos , un paliacate atado al cuello y unos anteojos oscuros bastante pasados de moda que le cubrían los ojos café oscuro. caminaba renegando con gesto  de fastidio mientras mantenía las manos en la nuca, lucia joven, más que la misma Martha de rasgos muy delgados y cabello totalmente negro y largo atado con una cola mal hecha de caballo que dejaba escapar dos mechones que se le iban al rostro, lo que lo hacía sacudir el rostro buscando evadir la comezón que le provocaba, sus pies crujían en las botas de cuero largas que usaba, y la pernera de cuero vinilico que le chocaba cada que daba un paso, haciendo resonar un trastabillo metálico desde su interior.

-En serio, no sé cómo me convenciste de esto Martha, ¿No crees que tengo mejores cosas que hacer que ver a esta partida de “blancos” raritos debatir el destino del mundo?- protesto mientras se acercaban a la puerta que cerraban tras de ellos.

El lugar le parecía un verdadero asco, parecía como si lo hubieran arreglado ese mismo día aun cuando la dichosa reunión, en el interior de la sala de proyección habían colocado un mostrador que haría las veces de pulpito y muchos hablaban entre ellos, Axel reconoció algunos tipos con solo ver su aura, lo cual hacia de cuando en cuando rápidamente evitando que la gente ahí reunida lo notara, bajando de cuando en cuando las gafas  pues sus ojos brillaban en un tono azulado fluorescente que todos hubieran visto.

Martha, mientras trataba de mantener el interés de su acompañante entre suplicas y promesas de entretención escucho una voz, se trataba de Jacob quien se acercaba a ellos dándoles la bienvenida. Llevaba un estilo de ropa mas casual que la anterior ocasión en que lo vio, un suéter delgado color marrón, que asomaba el cuello de una camisa blanca, un par de zapatos negros bien lustrados y unos vaqueros de color azul, Jacob se acerco besando las mejillas de Martha para después acercarse a su misterioso acompañante extendiéndole la mano a manera de cortesía, gesto que Axel ignoro por completo  recorriendo con la vista de su mano a sus ojos sin mover las manos de la nuca ni asomar gesto de intentarlo con la espalda bien erguida y un gesto bastante engreído.

-am….- dijo retirando la mano con gesto de decepción, Martha escudriñaba a ambos nerviosa como siempre- y bien me contaba Martha que tú eras el líder de un grupo de practicantes ¿no es así?- pregunto tratando de romper el hielo-

-Si algo así.- dijo siguiendo el truco del “a que te dedicas” de Jacob

-Te agradezco tu presencia, es vital la ayuda de todos para eso ya sabrás

-si como sea…- dijo cortando la conversación mientras miraba a un par de elficos caminar cerca de ellos con su andar parsimonioso que le hacía reír y sus vestimentas ostentosas y finas, la mujer un vestido largo de coctel color azul marino adornado con una gargantilla de oro a juego con unos aretes largos del mismo material que destellaban algunas piedras preciosas, el hombre, de cabello rubí platinado, largo y bien acicalado hacia atrás, sin atar, dejando ver sus afiladas orejas, y su rostro perfectamente afeitado, con un traje claro, de una tela que Axel no reconoció, pero se notaba que era bastante fresco, traía un sombrero en la mano de color blanco.

-Y am si no molesta mi pregunta ¿qué tipo de energético eres?- pregunto curioso de saber qué tipo de “ayuda” podría darle aquel desaliñado hombre.

Axel viro la cabeza rápidamente mirando a Jacob como si estuviera a punto de golpearlo en el rostro con su respuesta hizo silencio unos minutos hasta que finalmente hablo en voz alta

-Un vampiro- dijo con una sonrisa torcida y el mentón hundido, parecía disfrutar decirlo a los cuatro vientos y para su gusto personal un silencio inundo el lobby, permitiendo que la mayoría de los presentes escuchara aquella declaración.

1425

Axel había sido enviado por sus padres al templo , donde se instruía a los monjes poder y sanación, todo antes de que las practicas mágicas fueran y perseguidas, el era aun pequeño, aproximadamente unos 12 años, y en poco tiempo se había hecho bastante cercano al gran maestre del convento, un complejo de dos plantas, y 5 edificios que albergaba un gran número de monjes rapados y sin  rapar, con amplios jardines, con flores que eran cuidadas por los mismos monjes, además de algunas parcelas de donde cosechaban su propio alimento. Los edificios albergaban las celdas de los monjes, la biblioteca la cual era gigantesca para la época y albergaba alrededor de los diez mil ejemplares, la pequeña capilla donde cada tarde todos se reunían a meditar y orar. La vieja y abovedada oficina del maestre, la cual estaba custodiada por dos enormes gárgolas que sostenían un pesado dintel casi a la altura del techo. El adoraba estar ahí, una vez que ingreso a ese lugar espiritual las pesadillas cesaron, las visiones fueron controlables y solo aparecían cuando los monjes las provocaban con inciensos, meditaciones diarias y ejercicios diarios.
Últimamente había pasado el tiempo en la enorme biblioteca, la cual abarcaba prácticamente toda la planta baja y uno de los sótanos del edificio oeste, con estantes empolvados de más de 5 metros de altura, con volúmenes empastados en piel y viejos pergaminos empolvados por el desuso, algunas lámparas de aceite sobre viejas, enormes y pesadas mesas de lectura, acompañadas de varios banquillos de madera lijada, ya descolorida por el tiempo. El olor a libro viejo, cera y aceite quemado inundaba el lugar, siempre se le veía estudiando sobre rituales avanzados, no lo tenía prohibido, sin embargo se le había advertido que tuviera cuidado de realizarlos sin ninguna supervisión, a lo que él había aceptado. Le interesaba sobre todo un ritual de transmutación energética, que permitía  invertir la polaridad negativa en positiva en la energía de un ser vivo. Lo que podía convertir energía negra en blanca mediante el uso de este ritual prácticamente experimental y que nunca fue totalmente desarrollado.
Cierto día se encontraba en los jardines, cerca de una fuente alimentando a las aves que se congregaban a recoger las migas de pan que los monjes les arrojaban, portando su túnica blanca impecable. Y un pequeño morral, masticaba una pequeña ramita que había recogido de uno de los árboles frutales que crecían en dicho jardín, todo transcurría tranquilo, cuando de pronto las aves comenzaron a volar despavoridas, como anunciando algún suceso terrible, había leído que los animales eran muy sensibles a ese tipo de cosas, no tardo ni un minuto cuando las nubes cubrieron el esplendoroso sol y buen clima que había en el templo, en un momento todo fue oscuridad alrededor.
Formaron un remolino justo en la parte superior del templo y Axel miraba asombrado pues  a pesar de los nubarrones negros no se soltaba ni una gota de lluvia, eso aunado a que estaban en época seca lo cual era de extrañarse. De pronto sucedió la puerta del templo estallo de afuera hacia dentro, lanzando varios monjes al suelo heridos, y un hombre vestido de negro, con una gabardina larga y cadenas de oro, con el cabello rizado y claro y unos ojos negros como plomo, completamente negros, sin mostrarse las pupilas arribo sonriendo, en su cinturón descansaba una espada, de doble filo, probablemente de mano y media el no sabía de armas, un monje se le acerco corriendo al hombre intentando detener su paso al templo, y este en un movimiento que ni siquiera se percibió, lo tomo por el cuello y lo levanto como si no tuviera peso, como si fuera de papel mientras Axel lo veía horrorizado, posteriormente con un simple movimiento de la muñeca, le rompió el cuello lanzándolo hacia un lado.

Todos los monjes corrían en estampida deambulando hacia todos lados algunos intentaron enfrentarlo pero corrieron la misma suerte de morir a manos de ese hombre que parecía no hacia ni el más mínimo esfuerzo en  asesinarlos, Axel por fin reacciono después de haberse quedado paralizado y corrió a la oficina del maestre al fondo del templo y abrió la puerta de golpe, el viejo monje ya estaba al tanto y parecía estaba preparando algo para detener al invasor que parecía se dirigía a ese lugar al verlo se sobresalto hasta reconocer al muchacho lo jalo al interior y cerró la puerta.

-Maestro ¿que pasa? ¿Quien ese hombre?- pregunto temeroso
-Es un monstruo que viene en busca de algo que tenemos aquí un poder que no debe tener, intentare detenerlo cuando entre Axel pero tú debes ponerte a salvo si no puedo con el ¿entiendes? Escóndete ahí – dijo mientras señalaba un viejo escritorio en el cual jaloneaba al chico para que se introdujera en el.
De pronto la puerta de la oficina corrió la misma suerte que la principal y el misterioso monstruo apareció, sus rasgos eran finos y mostraba unas orejas puntiagudas al igual que sus caninos que mostraba al sonreír, su piel era totalmente pálida  y su porte gallardo, como si de un caballero fino se tratase.
-Así que aquí te escondías maldito viejo rata –gruñido mientras desenfundaba su espada, una espada plateada de un grabado hermosísimo que brillaba como si fuera una verdadera estrella.
El anciano monje saco una espada de entre su túnica. Con filos dorados, era más delgada que la del agresor y se enfrascaron en una pelea, el choque de espadas llegaba a los oídos de Axel que temblaba acurrucado en su sitio, pero le gano la curiosidad y se asomo un poco solo para ver como su maestro era atravesado por la poderosa espada del asesino y caía al piso.

-¡No! ¡Maestro!- grito mientras salía del escondite y el monstruo lo observaba se aferro al cuerpo muerto del anciano mientras veía con odio a aquel asesino sin corazón.

-¡Lo mataste!- inquirió al hombre
-Por supuesto chico a eso me dedico, descuida te le unirás pronto- sentencio mientras elevaba la espada apuntándole con la punta
El muchacho llorando y gimoteando se preparo para recibir la fatal embestida, ¿Que probabilidad tenía el si su maestro no había podido? Sin embargo lo recordó, el ritual tal vez podría dejar sin poderes al monstruo y convertirlo en un indefenso ser aunque sus pensamientos no los lograba poner en orden.

-¿Quien eres? ¿Porque haces esto?- Pregunto tratando de ganar tiempo para recordar lo leído con anterioridad.
- un vampiro muchacho, un asesino vampiro- dijo sonriente y pícaro mientras subía los hombros.
Esas palabras quedarían grabadas en la mente de Axel en lo sucesivo pero ahora que sabía de qué se trataba un dejo de valentía le nació y extendió su mano apuntando a la cara del hombre.
-¿Que pretendes pequeña rata? Nada de lo que puedan hacer puede dañarme ¿lo sabes? Sus rituales estúpidos son inútiles en mi raza-
-No pretendo dañarte- dijo con un gesto valiente y serio mientras el suelo a su alrededor comenzaba a dibujar un circulo con un decagrama como si fuera una señal encendida en fuego en tonos rojos, a la vez otro símbolo igual se dibujo debajo del hombre quien bajo a espada mirando a su alrededor, el sabia que eso no iba bien no podrían dañarle pero ese círculo no lo conocía y se preocupo ¿Que pretendes rata?- repitió sin poder moverse como si el área de ese símbolo lo aprisionara.

-Convertirte en una buena persona….- AKHOS DOMINI DIMENTIA ECENTIALIS- grito el chico y hubo una explosión, el ritual estaba mal ejecutado y parte del templo se derrumbaba tras realizarlo, los símbolos brillaban con más fuerza y ambos gritaban, algo como una especie de vapor salió de sus bocas incrustándose en el pecho del otro.

Quedaron inconscientes por un rato de calma y silencio, Axel se levantaba adolorido, moviendo el cadáver de su maestro a un lado le dolía la cabeza sobre todo , quiso gritar y llamar a alguien pero algo capto su atención y tuvo que palparlo con sus manos, sus orejas y dientes eran ahora como los del hombre, al que vio a unos cuantos metros, se levanto y corrió a él volteándolo comprobó que estaba muerto, pero ¿como?- pensó- ellos son inmortales- algo salió mal- se impugnaba así mismo al comprobar que el hombre no tenia los rasgos que ahora le pertenecían.
-¡La he cagado!- se dijo así mismo y era verdad, no era transmutación sino transferencia, confundió las palabras se trataba de un ritual diferente a lo que planeo, había tenido éxito pero ¿a qué precio? Se levanto, tomo la espada del hombre y corrió fuera, lejos del templo sin saber qué hacer.

Horas después un soplo de aliento, respirando de golpe el muerto se levanto, aquel hombre confundido y herido se levantaba.

-pero ¿Que mierda me hizo? ¿Porque mis heridas no sanan? Argh-confundido se levanto caminando a trompicones, busco su espada pero no la encontró, tomo el bastón y las ropas de un viejo monje y se retiro del templo como pudo-.
Jacob
Durante la reunión en el anfiteatro fueron diversos temas los que se abordaron todos hacia un mismo fin. En poco tiempo, aun no se sabía con exactitud cuánto habría una alteración energética a niveles globales que podría provocar destrozos en el mundo.
Jacob subió al estrado improvisado, con paso firme y una sonrisa llena de confianza, junto con unas hojas de papel agradeció a todos su presencia en aquella reunión, que albergaba a muchos, magos interesados en el bienestar común.
-Pues como muchos saben, hemos detectado una fluctuación en el flujo de energía de la tierra, creemos que en un periodo no mayor a seis meses quizás más una serie de pilares energéticos surgirán en nuestra ciudad, lo que puede provocar serias alteraciones en el mundo humano y en el nuestro- Hizo una pausa para beber un poco de agua de un vaso colocado a su costado izquierdo y aclarar la garganta, ya que no contaba con sistema de audio alguno.
-La verdad es que nuestro coven y algunos covens amigos de magos que hemos podido detectar esta alteración, no sabemos a qué magnitud llegue dicha alteración, o que pueda provocar entre los humanos, si bien la mayoría hemos sido perseguidos por décadas por nuestras propias naturalezas, es nuestro deber proteger al reino humano, pues también pertenecemos a este- El discurso de Jacob continuo mientras miraba hacia los asientos colocados llenos de gente de diferentes razas y estilos de magia. Enfocándose en el recién presentado vampiro, eso no contaba entre sus planes, tener a un oscuro ahí y más uno de ese tipo era demasiado riesgoso pero la capacidad de absorción de los vampiros tal vez podría ser de utilidad pensándolo bien, según Martha era líder de un pequeño grupo de vampiros, tal vez podrían ser usados como carnada para lo que venía. Sheryl lo observaba sentada a un lado ella aun no hablaba pero solía ser más elocuente que Jacob, aun cuando ya se había hecho experto en convencer gente y liderarla por ella.
Podía ver al vampiro molesto, sabía que algunos contaban con dones empáticos, quizás eso lo incomodaba aun mas que tener a cientos de magos y brujas blancos alrededor, sabía que los vampiros eran demasiado cínicos como para demostrar que se sentían incómodos ante una situación, pero este parecía estar más que incomodo, el modo en que miraba a Jacob mientras hablaba, el gesto de aburrimiento ante sus palabras, el modo en que se movía impaciente porque todo terminara.
Cuando por fin termino, salvo a aquel tipo, todos parecían convencidos de sus palabras, solo faltaba que Sheryl hablara y tendrían suficiente gente para lo que se avecinaba. Así finalmente ella se levanto dando las gracias a Jacob por las palabras.
Sheryl era una mujer ya entrada en años, traía puesto un vestido blanco, adornado con un pequeño chal, ojos claros, una melena algo canosa pero que demostraba un brillo de una melena dorada en otros años.
Sin más la mujer que a diferencia de Jacob no subió con un discurso preparado comenzó a hablar sobre la importancia de detener ese flujo masivo de energía espiritual al mundo humano, de cómo la época tan esperada de una influencia mágica más notoria a los ojos humanos estaba por venir, no hablaba de detenerla sino de pausarla, de modo que el mundo se acostumbrara.
Axel sintió una sensación extraña en aquella mujer, un hueco en el pecho que lo dejo intranquilo mientras ella hablaba, contrario a lo anterior comenzó a poner más atención, colocándose al borde de la silla y entrelazando sus manos frente a su rostro, con los codos recargados sobre los brazos del viejo sillón de anfiteatro.
Al final ella hizo que pasaran algunos miembros de su coven unas pequeñas tarjetas escritas a mano por cada lugar del anfiteatro, con un número telefónico donde hallarla por si alguien gustaba unirse al grupo que comenzaría esta labor la cual ella consideraba sumamente importante.
Axel, recordaba esa sensación, ese vacío en su pecho, lo había sentido en algunas ocasiones con diferentes personas a lo largo de los años, no estaba convencido de llevar al resto hacia esta cruzada de “luz” pero estaba convencido de que el mismo se uniría.
-Martha….será mejor que te vayas a casa- dijo en un tono bajo mientras guardaba la tarjeta en un bolsillo de su chamarra de piel.
-Pero maestro que hay con todo lo que se dijo, vamos a quedarnos así?- pregunto tímidamente la mujer que sostenía su bolso con ambas manos apretándolo nerviosa ante la seriedad del rostro de Axel.
-Ve a casa, reúne al resto y diles que me esperen, tengo que hablar con todos.- sentencio levantándose del lugar y dirigiéndose a la salida donde se hallaba el lobby en ruinas.
Martha pensó que había hecho bien, sonriendo se convenció así misma que el grupo entero participaría con esta gente, se ganaría entonces parte del favor de Jacob, así que rápidamente se dirigió a la salida tras Axel y se despidió con un gesto, al que este respondió sonriendo mientras se recargaba en un viejo pilar marmoleado que sostenía la bóveda del techo, cruzándose de brazos mientras varias personas pasaban a su alrededor, el era consciente de las miradas, las había sentido antes y ya no le importaban, bastaría con mostrar los colmillos una o dos veces para que dejaran de mirarlo y se alejaran pero había algo, en las palabras de aquella mujer que no paraban de resonar en él, no sabía con exactitud que era, las palabras? O su propia voz.

Ashley
Mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, Axel no reparo en una figura femenina que lo observaba desde un costado, una mujer de cabello negro y rizado, ojos oscuros y piel blanca, su vestidura era  casual en realidad. una blusa de tirantes color negra, cubierta por una chamarra de color rojo fabricada en cuero sintético, botines de color negro y unos jeans, lo observaba con calma de arriba abajo como si esperara a que advirtiera su presencia, sonriendo como si mirara a un viejo conocido.
De pronto Axel comenzó a sudar frio, nuevamente esa sensación le traía el hueco al pecho y las manos le dolían, a la par de un sentimiento de nostalgia indescriptible, sentía como si acabase de encontrar algo querido y perdido durante muchos años, se llevo la mano al pecho jaloneando y apretando su playera y una parte de la solapa de su chamarra, tratando de omitir un gesto; miro en todas direcciones buscando si se trataba de Sheryl, sin embargo no pudo verla por ninguna parte, en cambio vio a la mujer, que al darse cuenta de que había sido advertida camino tranquilamente y sonriendo, llegando hasta el vampiro y acomodándose junto a él. El la miro extrañado e intento usar un tono seco para alejarla, poco a poco esa sensación lo abandonaba nuevamente.
“Que demonios fue eso?” se cuestiono mientras le dirigía unas palabras sin mucho afán a la recién llegada.
-Y tú qué? Ya te llego la noticia de que hay un vampiro aquí? Tienes curiosidad? O miedo? O eres muy idiota o muy aventurera para acercarte a un negro- rezongo mientras encendía un cigarrillo, mismo que apenas estuvo encendido le fue arrebatado de la boca por la mujer, que llevándoselo a la boca le dio una fuerte aspirada, soltando una gran bocanada de humo cerca del rostro de Axel.
-Vampiro dices? Es extraño, te veo y lo que menos veo es eso- comento mientras le devolvía a los dedos el cigarro.
-Ah no? Qué extraño entonces que se supone que ves ah?- cuestiono sarcástico dando una bocanada a su cigarro para después darle un golpecillo con los dedos al tiempo que lo apuntaba hacia el suelo, dejando caer unas motas de ceniza que se perdían entre el marmoleado del suelo.
-Quieres que te diga que es lo que veo? Unas alas grises, hermosas y enormes- añadió colocándose frente a él.
Axel sintió que el corazón se le salía del pecho. Miro intrigado a la mujer, como demonios sabía eso? El no era tan descuidado como para andar sin escudos, ni siquiera durmiendo lo hacía,Los vampiros solian crear escudos de energía alrededor de ellos con su aura protegiéndolos de ser atacados o siquiera vistos, estaba solamente fanfarroneando o de verdad podía verlas? Era uno de sus secretos mejor guardados. Aquella sensación volvió a su pecho; pero esta vez procuro no hacerla notar.
-A mí también me dolió cuando te vi sabes?- la chica coloco su mano en el pecho de Axel moviéndolo en círculos, como si tratara de aminorar el dolor.
-Q…quien eres tú?- pregunto mientras la observaba directamente a los ojos con una mezcla de asombro y temor, temía la contestación, temía que fuera lo que él estaba pensando pero tenía que escucharlo.
-Mi nombre es Ashley.- Añadió mientras se llevaba de una forma coqueta las manos hacia atrás entrelazando los dedos.



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