viernes, 27 de enero de 2017

Psicología Cuántica VII: Bucles extraños y el Infinito Retorno

ENTRADA:

SIETE

Bucles Extraños y el Infinito Retorno



Si nunca describimos nada como “lo que es” sino solo “como aparece en nuestras mentes”, no podríamos desarrollar la física pura, sino solo neurofísica – i.e., la física conocida a través del sistema nervioso humano. Tampoco podríamos tener filosofía pura, sino solo neuro-filosofía – la filosofía conocida a través del sistema nervioso humano. Y tampoco podríamos tener neurología pura sino neuro-neurología – la neurología conocida a través del sistema nervioso humano…

Pero en este punto ya entramos en la arena de los Bucles Extraños, como algunos lectores habrán adivinado, como la neuro-neurología sólo puede ser conocida por el sistema nervioso y por ende solo puede ser conocida por una meta-ciencia de neuro-neuro-neurología… y así ad infinitum. ¿Puede detectar el argumento de las dos cabezas de Lord Russel asomándose en el horizonte? ¿O quizás el infinito retorno de la conciencia en el tiempo de J.W. Dunne?

Algún bastardo Zen parece habernos cerrado la puerta de la Verdad en la cara de nuevo.



Esta regresión neurológica es paralela precisamente a una prueba en Mecánica Cuántica, conocida como “La Catástrofe de Von Neumann” (o “La Catástrofe de Von Neumann del Infinito Retorno” citándola completa) que muestra que podemos sumar un número infinito de instrumentos a nuestros instrumentos existentes y aun así nunca podremos deshacernos de cierto grado de incertidumbre e indeterminación. (Con suerte al final de este libro el lector entenderá porque esta “coincidencia” y docenas parecidas conectan irremediablemente la mecánica cuántica con la psicología cotidiana o con la conciencia ordinaria de lavadero.)

En este punto algunos lectores quizá quieran rendirse o tirar el libro, pensando que pronto los guiaré en el abismo sin fondo del solipsismo o algún idealismo neo-Berkeleyano. Para nada: el escueto dualismo entre la Certeza contra Incertidumbre solamente aparece en la ambivalente lógica Aristotélica. En la lógica matemática, no tenemos que decidir entre la Certeza Pura y la Incertidumbre Pura. Más bien, en la matemática de las probabilidades, tenemos infinitas opciones entre esos dos extremos.

Por conveniencia podemos reducir estos a los 100 tradicionales usados en los porcentajes.



Así, si la Certeza Pura equivale a 100% y la Incertidumbre Pura equivale a 0%, la lógica en la mecánica cuántica y la psicología cuántica en este libro no nos dice que la imposibilidad de alcanzar el 100% nos deje estancados en el 0% por siempre. Muy al contrario, muchas de las cosas que suceden en la vida diaria tienen probabilidades de más del 50% , lo que satisfaría a cualquier apostador y mantendría su interés; aún mejor, algunas cosas tienen probabilidades de 90%, 95% o más altas.

Personalmente nunca me preocupo por el hecho termodinámico de la probabilidad de que el aire que se mantiene distribuido más o menos uniformemente en esta habitación nunca alcance el 100%. La probabilidad de que todo el aire de pronto se precipitara a una esquina y me dejara morir en un vacío se ha calculado mayor que el 0% y mucho, mucho menos que el 0.001%, pero me rehúso a sentir ansiedad al respecto.

La probabilidad de que me golpee un meteoro mañana parece mucho más alta --- quizá tan alta como 0.1% --pero tampoco me preocupo demasiado por eso.



La persona de negocios, como el físico o el apostado, se ha acostumbrado hace mucho a este aspecto de la Psicología Cuántica. Los negocios no esperan el 100% de certeza para hacer decisiones (ej. no juzgan el futuro de los granos por dogmas religiosos) pero tampoco se enfrascan en eterna indecisión como Hamlet (completa incertidumbre). Ellos aprendieron hace mucho a “estimadivinar” o intuir probabilidades y hoy en día se han graduado generalmente de estimadivinar a estimar precisamente con matrices de probabilidad matemática en una computadora.

 De este modo,  la “pérdida de certeza” no significa un descenso en el vacío del solipsismo. Simplemente significa una graduación del nivel de kínder de “si” (100%) o “no” (0%) al mundo adulto de “¿qué tan acertadamente podemos calcular las probabilidades de que esto suceda?” (5%? 25%? 75%? 95%?)

Debo admitir, sin embargo, que la lógica de probabilidad puede llevar a algunas implicaciones extrañas. En esta conexión, considere lo que yo llamo la Noche de Jesus H. Cristo.



La mayoría de estudiantes de matemática, temprano en sus años universitarios, se encuentran con la paradoja de la Noche de Paddy Murphy. Las probabilidades de obtener dos Paddy Murphys en la misma clase parecen pocas, pero sí sucede. Lo que parece distintivamente raro al no-matemático – la paradoja “Paddy Murphy” – consiste en esto: si el universo dura lo suficiente, algún orador debe eventualmente confrontar una clase consistente enteramente de hombres llamados Paddy Murphy. Si piensa al respecto, verá con facilidad, intuitivamente, que esta noche de los Paddy Murphys tiene que ocurrir eventualmente. Lo que asombra a la mayoría de gente yace en el resultado que obtenemos si imaginamos un universo que dure una cantidad infinita de años.

En este universo infinito, la Noche de Paddy Murphy no sólo sucede una vez, o varias veces, sino un número infinito de veces. (Sin embargo, la Noche de no-Paddy Murphy también sucede un número infinito de veces. Esto ilustra el principio de Cantor  que dice que si se remueve un conjunto infinito de un conjunto infinito, otro conjunto infinito permanece…)(1)



Ayer (03/02/1990) escuché a un popular presentador de un programa de entrevistas (Dick Whittington, KABC,  Los Ángeles) mencionar que, en la preparatoria, en el Bronx Nueva York, de hecho tuvo un compañero llamada Jesus Cristo.(2) El señor Whittington regresó a este tema un par de veces, aparentemente preocupado de que su audiencia sospechara que aparentaba. Yo me siento inclinado a creerle, porque cuando atendía a la preparatoria, en Brooklyn, tuve un compañero llamado Sven Christ, que me dijo que en los países escandinavos hay muchas familias de nombre Christ.
Como varias familias hispanas nombran a su primer hijo Jesus, el que pronuncian Hay-zeus pero muchos americanos no-hispanos lo pronuncian Gee-zuz, un matrimonio Hispano-Escandinavo podría fácilmente producir un hijo llamado Jesus Cristo.
Pero entonces recordé la Noche de Paddy Murphy, y me di cuenta de que si el universo dura lo suficiente, algún orador se encontrará eventualmente con una audiencia conformada completamente por hombres de nombre Jesus Cristo. Y en un universo infinito, esto sucederá un número infinito de veces.
 Y, como Harry sigue siendo un segundo nombre popular, algún orador, incluso en un universo finito, puede que alguna noche se encuentre con una audiencia conformada por hombres llamados Jesus H. Christ (o una audiencia mixta de Marías Christ y Jesuses H. Christ.). En un Universo infinito, un número infinito de oradores se encontrará con un número infinito tales audiencias. Sin embargo, aunque ningún matemático disputaría esto, no viviré con la anticipación entusiasta de la noche que en que yo, un orador frecuente, me encuentre con esta audiencia de Jesus H. Christ.
Así como no vivo con temor de que todas las partículas se precipiten a la esquina de la habitación y me dejen morir en el vacío.
 Enfatizo esto y lo seguiré repitiendo porque tanta gente ha sido hipnotizada por el “si/no” de la lógica Aristotélica al punto de que cualquier paso más allá de ese mito de la Era de Bronce les parece una confusa, mareante zambullida en un pozo de Caos y la Noche Oscura del Nihilismo.
Este libro sobre Psicología Cuántica, entonces, trata de mostrar que la Incertidumbre y la Indeterminación de la física cuántica tiene sus orígenes en nuestros cerebros y sistema nervioso; que todo el conocimiento tiene el mismo origen; y que la lógica no-aristotélica inventada por físicos cuánticos describe todos los otros esfuerzos de los seres humanos por conocer y hablar sobre el mundo de la experiencia, en cualquier nivel.
El señor A en su oficina tratando de entender por qué su jefe actúa “injustamente”, y la doctora B en su laboratorio tratando de entender por qué una función cuántica se comporta como lo hace, ambos deben siempre permanecer como parte de una constante unidad con lo que buscan entender.
Sin embargo no considero este libro como Psicología Cuántica. He llamado Psicología Cuántica a las ideas aquí expuestas porque las consecuencias de la Relatividad, Incertidumbre e Indeterminación han tenido implicaciones trascendentales para nuestras vidas diarias, nuestra “salud mental”, nuestras relaciones con otros humanos, e incluso nuestros problemas sociales más profundos y nuestras relaciones con el resto de la Tierra y el mismo Cosmos. Como hizo notar el Conde Albert Korzybski en la década de 1930, si toda la gente aprendiera a pensar en la forma no-aristotélica propia de la mecánica cuántica, el mundo cambiaría tan radicalmente que mucho de lo que llamamos “estupidez” e incluso mucho de lo que llamamos “demencia” desaparecería, y los problemas “intratables” de la guerra, pobreza e injusticia de pronto parecerían bastante más cerca de una solución.
Piénselo.
La cruzada por Certeza en un mundo de Incertidumbre crea algunos paralelos divertidos entre la vida de un individuo y la de una civilización.
Por ejemplo, consideremos a un John Smith hipotético nacido en Canton, Ohio, en 1942. Para el momento de su décimo cumpleaños, en 1952, Smith probablemente haya llegado a una certeza prematura por primera vez. Él “creía en” varias doctrinas porque sus padres también lo hacían – ej, la superioridad del partido republicano sobre los demás, la superioridad similar de la Iglesia Episcopal, lo atractivo de la segregación racial, la inevitabilidad de que todas las instituciones (Iglesia, Estado, negocios, etc.) permanezcan regidas por hombres, y la necesidad de destruir el Comunismo Global, que toda la buena gente (que él conocía) la reconocía como el mayor Mal en este planeta.
Para 1962 este John Smith en particular, con 20 años, ha llegado a Harvard y ha mutado completamente – ha tomado un salto cuántico. Se graduó en sociología, se consideró a sí mismo Liberal, tuvo severas dudas sobre la superioridad de los republicanos y episcopales, y pensó que debía ocurrir alguna forma de modus vivendi con los comunistas o el mundo se destruiría a sí mismo. También se sentía “opuesto a” la segregación pero no lo encontraría haciendo nada práctico al respecto, y todavía no había cuestionado la superioridad masculina. Una vez más había alcanzado la certeza prematura y creído que los puntos de vista de sus profesores favoritos representaban el punto de vista de “toda la gente educada”. Sus padres ahora le parecían “ignorantes”, aunque se sentía algo culpable por pensar eso.
Joe no tenía idea de que la Revolución de 1960 lo mutaría y a su túnel de realidad en docenas de formas que no podría predecir en 1962. No vio venir los Viajes de Libertad (Freedom Rides) y los policías de Mississippi y los garrotes y el gas lacrimógeno y el LSD, Woodstock y la Demostración del Pentágono y la Liberación Femenina en su futuro en absoluto.
Para 1972, Joe y algunos amigos colocan una bomba en un laboratorio desocupado por la noche, en protesta por el uso de la tecnología en una guerra que él consideraba inmoral. El gobierno de los Estados Unidos, no el comunismo, ahora le parecía en mayor Mal en el mundo. Escupía jerga Marxista mezclada con misticismo hippie, y de nuevo, a  sus 30 años, tuvo certeza prematura.
Joe ha pasado la mayor parte de sus años desde 1972, al principio viviendo una vida sucia y clandestina mientras espera que los estatutos de limitación expiren, y luego “tratando de poner los pies sobre la tierra de nuevo”—corriendo sin combustible, como una excelente metáfora de un filme reciente.
De forma similar, la civilización Occidental alcanzó la certeza prematura con Platón y/o Aristóteles, alcanzó otra clase de certeza prematura con Aquinas y los teólogos medievales, alcanzó una tercera certeza prematura con Newton y la Era de la Razón, etc. Hoy por hoy, los más educados parecen estar “tratando de poner los pies sobre la tierra?” y “corriendo sin combustible”. La civilización Occidental tampoco sospecha que las Revoluciones de las próximas dos décadas vayan a mutarla y a sus túneles de realidad más recientes en docenas de formas que no podríamos predecir en 1990…
          [Nota al pie]

Por ejemplo, el conjunto de números enteros continúa hasta el infinito, pero también lo hace el conjunto de números pares. Si se sustraen los números pares de los números enteros, todavía se tiene un set infinito de números impares.
El señor Whittington recordaba esto por un boletín de noticias acerca de un hombre llamado Joe Blow (N. del T. Blow en la jerga coloquial se traduce como felación), quién se quejaba de que su nombre le daba problemas al buscar empleo. La gente comenzaba a reír cuando veía su nombre en una aplicación, decía el señor Blow, y parecían incapaces de tomarlo en serio como un posible empleado, como si alguien llamado Porky el cerdito hubiese pedido el puesto.
 



EJERCICIOS DE REVISION

Haga que un miembro del grupo de estudio encuentre una piedra pequeña que quepa fácilmente en la mano humana. En la reunión semanal, pase la roca por los participantes. Permita que cada persona sostenga y examine la roca e intente decirlo “todo” sobre ella.
Continúe este ejercicio hasta que todos se den cuenta de que nunca podemos decirlo “todo” incluso de una simple roca, o hasta que todos estén enredados en un debate entre aquellos que piensan que eventualmente, en unos cuantos millones de años quizás, podremos decirlo “todo” y aquellos que piensan que nunca podremos decirlo “todo”.
Haga que aquellos que piensan que eventualmente podremos decir “todo” sobre la roca investiguen la historia geológica de la región de la que viene la roca en cuestión, y que reporten la semana siguiente “todo” acerca de la historia de las fuerzas que produjeron la región que produjo esta roca en particular. Haga que los demás traten de hacer preguntas para encontrar áreas de información importantes que se hayan dejado fuera de este intento de decirlo “todo”.
Intente el mismo ejercicio con la habitación en donde se reúne el grupo. Que cada quién tome turnos para intentar explicar “todo” acerca de la habitación. Luego pida que alguien prepare un reporte para la semana siguiente sobre “todo” acerca de cómo la casa o edificio llego a tener ese diseño en particular, ubicación y esa habitación que contiene.
Que cada persona se siente en silencio y escriba una descripción de la casa en la que se celebran las reuniones. Tómense aproximadamente cinco minutos. Lean la descripción en voz alta, apuntando en una pizarra o cartel grande: Cómo muchas cosas aparecen en algunas listas pero no en otras. Cómo muchas cosas no aparecen en ninguna lista, pero pueden pronto salir a la luz con más investigación.
Haga que todos los presentes cierren sus ojos, y escuchen los sonidos en la habitación y los sonidos que vengan de afuera. Permita que una persona mida el tiempo de este ejercicio por dos minutos, luego comparen reportes. Note como cada sistema nervioso ha escuchado sonidos distintos
Permita que el grupo trate decirlo “todo” sobre la ciudad en donde se reúnen.
Permita que el grupo intente decir “todo” sobre la historia económica de la ciudad
Permita que el grupo intente decir “todo” sobre la historia geológica, ecológica y económica de la región en la que existe la ciudad.
Permita que el grupo pase la roca de nuevo en silencio. Deje que cada persona vea la roca en la forma de meditación Zen – sin formar palabras en sus cabezas. (Aquellos sin experiencia en meditación encontraran esto un tanto difícil, pero inténtelo de todas formas.)
Note especialmente aquellos puntos en que los miembros del grupo comiencen a resistir los ejercicios – ej. se quejan de que “Esto es tonto”, “Ya sabía esto”, “Esto debe ser alguna clase de engaño”, etc. Note los signos de irritabilidad. No haga juicios a los demás cuando estas reacciones aparezcan. Discutan los factores que hacen que estos ejercicios parezcan “aburridos” (poco interesante) o “amenazantes” (muy interesante) para algunas clases de personas.
En otro libro sugerí la nueva palabra alpenotos que significa “algunos pero no todos.” En la semana siguiente de haber realizado los ejercicios anteriores, permita que cada miembro del grupo de estudio trate de recordar el preguntar, cada vez que la palabra “todo” ocurra, “¿Podemos decir seguramente “todo” aquí? ¿Sabemos lo suficiente? ¿Quizás alpenotos sería más adecuado a los hechos?”


Fuentes

Quantuum Psychology, How Brain Software Programs You and Your World
Robert Anton Wilson
First Edition 1990

Traducido por La_Calabaza

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