viernes, 16 de diciembre de 2016

La Tribu de la Poderosa Serpiente

Imaginen por un segundo un mundo condenado.

Imaginen una sociedad construida sobre ideas abstractas que no se corresponden con la base natural que la sostiene. Imaginen una sociedad, y, probablemente, una pretendida civilización global por completo, que va directo a las ruinas, a causa de su alejamiento general del equilibrio que crea la vida. Imaginen una forma de vida colectiva que explota los recursos de los que dispone a destajo, para producir en su mayoría elementos que tan sólo le ayudarán a soportar su nefasto devenir, en un estado de depresión, aislamiento, ignorancia y miedo constantes, producidos a su vez por el alejamiento generalizado del medio vivo que les dio cabida en primer lugar. Como un grupo de niñxs inexpertxs que, alejándose de su madre y de sus antepasadxs, devoran todo a su paso en busca del éxtasis que les permitirá, por un breve lapso de tiempo, olvidar que están solxs y perdidxs, precisamente por no escuchar la voz del pasado y pretender poder vivir y ser felices por su propia cuenta, sin necesitar de nadie ni de nada. Niñxs que olvidaron todo e hicieron caso omiso de las advertencias de sus ancestrxs.

Ahora imaginen una generación entera de personas que, como un extraña pero urgente manifestación de la Voluntad Original que da origen a todo (a falta de un nombre más adecuado), nacen con otro destino; nacen con la marca de recordar, recuperar el conocimiento olvidado, volver a escuchar la voz de lxs abuelxs que poblaron este lugar por cientos de miles de años antes del automóvil y el computador, despertar de un largo y profundo sueño. Imaginen personas que, cada cual en su frente, crecen con una fuerte inclinación a torcer la mano de la tradición inmediata, de las formas de vida de aquellxs que desviaron el destino de la humanidad hacia la autodestrucción involuntaria. Imaginen, por un momento, miles de niñxs y adolescentes rebelándose ante una sociedad en mil formas, estallando como mil aves saliendo de la misma jaula, haciendo caso omiso a normas y regulaciones, demostrando que ninguna estrategia de dominación es infinita. Miles de pequeñas rebeliones en casas, escuelas, calles y muchos lugares más.

Imaginen una generación de humanxs que, tras años de enfrentarse al "poder" y al "sistema" en lo externo, descubre que es en sí mismxs donde comienza cada batalla, y es en sí donde yacen lxs mejores aliadxs y lxs peores enemigxs. Una camada de incipientes magxs, chamanes, alquimistas, hombres y mujeres medicina, brujxs, hechicerxs, maestrxs de mil saberes y prácticas olvidadas y desdeñadas. Un amplio colectivo que no conoce fronteras, y que tiene el potencial de hacer de manera equilibrada todas y cada una de las cosas que han estado llevando al mundo a la perdición. Almas antiguas llenas de poderes y conocimientos, haciéndose espacio dentro de miles y miles de cuerpos de jóvenes mujeres y hombres, luchando contra todo lo que se ha heredado en las últimas décadas: ignorancia, odio, miedo y esclavitud. Luchando contra la pereza, la comodidad, la discriminación, la incomprensión, el abandono, la soledad, el aislamiento, el culto a la superficialidad, despertando los cuatro elementos que lo componen todo en su interior, equilibrándolos poco a poco, mediante infinitas horas de autoanálisis, de enfrentamientos consigo mismx, de estudio y práctica, de investigación y superación, de inquebrantable voluntad por sobre todas las cosas.

Imaginen que poco a poco, a través de estas personas, el pasado vuelve a teñir el presente, y el futuro que esta generación conoció en sus inicios como único posible, comienza a perder peso y volumen frente a los nuevos posibles futuros que ofrece, paradójicamente, un retorno hacia el pasado. Una manifestación del cosmos y de la tierra que nada ni nadie hacía presagiar. Un atentado vivo contra las cientos de horas de películas apocalípticas que de mil y una maneras nos enseñaron que el mundo estallaría sin remedio y con todxs dentro, o sería consumido por olas gigantes, volcanes, meteoritos y un largo etcétera. Una generación que porta buenas predicciones, y no devastadoras tormentas.

Imaginen que, contra todas las expectativas, una antigua serpiente dormida en lo más profundo de la memoria colectiva comienza a despertar y a moverse, en forma de miles de serpientes volviendo a retorcerse en miles de sitios, en miles de momentos, en miles de seres. Imaginen que la serpiente que alguna vez preñó la consciencia de lxs humanxs de cientos de mitológicas historias de dragones voladores, serpientes emplumadas y reptiles acuáticos, comienza nuevamente a manifestar su fuerza, en esta generación de buscadorxs y soñadorxs. Créanse, por unos instantes, que esta fuerza serpentina actúa lentamente en la consciencia profunda de millares de jóvenes y no-tan-jóvenes, impactando de tal manera que el simbolismo y la magia de la figura de la serpiente comienza a ser comprendida en todos lados. De pronto la serpiente regresa: el pensamiento lineal comienza a ser desplazado por el pensamiento espiral; el tiempo cíclico vuelve a poblar las mentes desplazando de a poco al tiempo lineal; lxs antiguxs diosxs de la Tierra comienzan a levantarse en desmedro de todxs aquellxs diosxs que desde el Cielo llamaban a la gente a renunciar al suelo vivo y a sus frutos ofrecidos por la serpiente. Toda la experiencia acumulada por la tierra escrita y conservada en un código indestructible: el código genético, en forma de doble hélice, de doble serpiente, descifrado por el aire de la mente, resguardado por el agua de las emociones, propagado por el fuego del deseo y la voluntad y almacenado en la tierra de lo material. KayKay, TrengTreng, Quetzalcoatl, Tezcatlipoca, Shen Long, Ouroboros, Kundalini, mil nombres para la serpiente, energía telúrica que despierta en los albores de esta nueva era, fin y comienzo a la vez, puerta de entrada-salida, cabeza mordiendo la cola o regurgitándola, en forma de despertar profundo de la consciencia cíclica, o en forma de violento movimiento de la tierra.

Imaginen que, tras un tiempo, cada unx de estxs jóvenes-serpiente empieza a descubrir que efectivamente había una relación entre todas las partes, que cada experiencia que han vivido tenía un sentido, como si se estuviese escribiendo desde el futuro hacia el pasado, más que de atrás hacia adelante, como si la mano gigantesca del futuro tirase de nuestro presente hacia adelante, entendiendo que cada persona es también fundamental, y descubriendo y discerniendo, por fin, quiénes son las personas que seguirán en la serpenteante espiral y quiénes sólo optarán por acomodarse lo más pronto posible y esperar su siguiente vuelta, su siguiente turno, su siguiente vida. Imagínense que, de pronto, y utilizando la misma tecnología que la mente creó para seguir manteniéndose aislada de la tierra, en su afán de independencia-aislamiento, todxs lxs mujeres y hombres-serpiente, aquellxs que sienten a la serpiente, tanto en su propio ADN como en el cosmos externo, comenzaran a relacionarse y a dar-se cuenta de una generación -y sus subsecuentes generaciones- de cambio, de fin-comienzo de ciclo, de misión cósmica histórica, trascendental, de la riqueza de saberse portadorxs y herederxs de una serpiente llameante que jamás ha logrado ser apagada por completo y que jamás ha de ser apagada, pasando la sabiduría y el conocimiento acumuladxs y transmutados a la siguiente generación, sus propixs hijxs, mediante el código serpiente, código genético, ácido desoxirribo nucleico, como le llamaban.

Imaginen que estxs cientos de miles de personas, por todo el mundo, comienzan a formar redes fraternas de apoyo, supervivencia, colaboración, intercambio. Unidxs por el despertar de la serpiente en su interior, comienzan a unirse en todas partes y a defenderse mutuamente de una sociedad que, ciega, no detiene su rumbo ante nada, ni siquiera ante su propia destrucción. Una tremenda red, una inmensa tribu que traspasa barreras nacionales, culturales, geográficas, cuyos miembros saben que en cada serpiente están todas las serpientes, porque todas las serpientes provienen de una serpiente original, que fue la voluntad que inició todo. Una tribu internacional (quizá intergalática) de mujeres y hombres serpientes, portadorxs de miles de conocimientos prohibidos, que se anticipan al derrumbe de una civilización que no va a frenar por cuenta propia, y se organizan en lo micro y lo macro para recuperar, preservar y ampliar los conocimientos y la sabiduría del mundo ancestral en una nueva etapa de la humanidad, en la que se ha comprendido mediante experiencia propia la miseria que conlleva la separación de los opuestos, en lugar de su complementación; las penurias de querer tener lo uno sin lo otro en un cosmos de dualidad.

¿Se imaginan? Sería como la Tribu de la Poderosa Serpiente, anunciando un nuevo ciclo, el apocalipsis de un mundo -y no de un planeta- y el amanecer de otro. La Tribu de la Poderosa Serpiente.

La Serpiente no pide permiso, pero tampoco brota sin esfuerzo.

La Serpiente es Voluntad, Voluntad por sobre todo. Eso es todo lo que hace falta; el resto es tiempo. De la Voluntad se desprenderá la inteligencia necesaria, el sentir adecuado y el actuar efectivo.

Despertar la Serpiente; unirse a la Tribu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido, por favor deja un comentario